lunes, 9 de abril de 2018

DE BUENOS Y MALOS

   Y la primavera que no llega, que diría Jarabe de Palo.

   Qué pereza volver a lo mismo -La nube no termina de pasar-. Qué tristeza más absoluta me parece el tener que retornar a tiempos pretéritos; irónico deja vu. ¿Por qué hay que caer de nuevo en lo extra-deportivo? Y lo que duele más aún: tener que dar aire de nuevo a la masa de ‘seguidores’ enfurecidos que volverán una vez más a incendiar el panorama mundialista con sus insultos y malos modos. Una especialidad tan hermosa como apasionante y que nunca ha entendido de fanatismos y sí muy seguida por un público versado en la materia.

   Casualmente son ya casi tres años cuando comencé a escribir mis pensamientos y reflexiones sobre este mundillo del que disfruto y del cual me siento incondicional seguidor. Desde que tenía nueve años y devoraba los Motociclismo que mi hermano acostumbraba a comprar allá por el ’74. Lo llaman blog, pero yo no soy blogger. Mi escasa periodicidad y la baja influencia de mis escritos, hacen de ello un simple medio para plasmar únicamente lo que me llama la atención y motiva para dar mi punto de vista. Casualidades de esta vida han hecho que me haya puesto manos a la obra después de un tiempo sin meter mano al PC y por causas aparentes a las de entonces. No voy a volver a repetir cual es mi posición frente a lo que opino de la figura de Valentino Rossi, pero si tienes algo de tiempo y quieres ponerte al día puedes pinchar aquí.

   Lo que sucedió este fin de semana en la carrera de Moto GP en el Circuito de Termas de Río Hondo (Argentina), no es más que un desafortunado episodio, fruto, en principio, de una mala gestión de la carrera y un exceso de fogosidad por parte de un Marc Marquez ambicioso que no permite que sea ganado ni por su propia sombra. Los mismos que motivaron una serie de catastróficas desdichas y un cierto regusto a enfrentamientos pasados, de heridas infectadas y sin curtir. Ecos de un pasado #Sepang15, y que tienen su inicio en plena parrilla de salida de la prueba. Una caótica salida administrada por una organización que no lo es menos, la que no deja de sorprendernos cada vez que encuentran un escenario de carrera poco habitual.

   La cagada numero uno por parte de Dirección de Carrera, fue la de tomar la decisión de formar una nueva parrilla aunque más retrasada (25 posiciones) con respecto al australiano Miller, que había sido el único en calzar slick para la carrera y por la que el resto de pilotos no quiso apostar, pasando todos en la vuelta de formación a pit lane para retirar los de mojado. El reglamento contempla para los pilotos que realicen dicha maniobra comenzar la carrera desde ese lugar, pero claro, no es lo mismo hacerlo con 23, por lo que arruinaron una posible victoria al aussie en pro de la seguridad. A ésta le seguiría la de permitir a Marc salir desde su posición una vez se le había calado la moto, retrocediendo a su lugar con la moto en marcha. Un caramelito que le retirarían de la boca en forma de ride trhoug y que encendería sin duda a un Marquez que se veía vencedor del GP gracias a la ventaja conseguida con respecto a sus seguidores.

   Nada de lo sucedido puede servir de excusa para disculpar las maniobras que un fogoso Marc haría posteriormente. Tampoco creo que se sintiera orgulloso pasadas unas horas. En la primera entrando con el estoque, arremete contra un lento Aleix Espargaró que sufría los problemas de motor en su Aprilia, y que la misma le sirve para que Dirección de Carrera vuelva a sancionarle con la perdida de una posición. Para terminar su remontada en el lance con Valentino Rossi en la curva 13 cuando yá se llevaban 21 giros dados en carrera. Un espacio inexistente por el que Marc vería hueco, pero al que su distancia real acaba por terminar en una embestida al italiano, que se ve desplazado hasta la hierba donde terminará cayendo; aunque tengo mis dudas de si podría haberse evitado. Valentino es tan sibilino que le creo capaz de exagerar aún más su desgracia con el simple propósito de atizarle mejor al español y buscar así un escenario de tintes dramáticos. Domina el medio interpretativo a las mil maravillas. Por este motivo Marc recibe su tercera sanción, que le relega a la plaza dieciocho después de haber logrado remontar hasta la quinta, saliendo de esta prueba con un pobre bagaje de cero puntos.    

   Después de este escenario la tormenta está en camino -la primavera sigue sin aparecer- y no precisamente la que se habría encargado de mojar la pista durante todo el fin de semana. No había que ser muy listo para darse cuenta que el italiano tiene todavía cuentas pendientes con el español, y que de haber sucedido el incidente con cualquier otro piloto de la parrilla, Zarco incluido, -con el que ya protagonizó un episodio parecido en el Circuito de Philip Island ’17, donde el francés dejó su neumático delantero marcado en el mono del piloto Movistar- no estaríamos ahora hablando de esto; hablando del francésfinalmente en este GP se ha ido de rositas por protagonizar un episodio muy parecido al de Marc con Rossi, desplazando a Dani Pedrosa en una entrada imposible con toque incluido, para terminar cayendo al verse arrinconado en la zona húmeda. 

   Yo entiendo el enfado de un piloto cuando le arruinan un resultado en carrera o ponen en peligro su integridad por errores de otros. Pero estos episodios se vienen dando constantemente y desde tiempos inmemoriales. Límite y ambición son difíciles de gestionar en una prueba y su regulación sólo depende de las partes implicadas en el campeonato, organizadores y pilotos para que no torne a un color de tonos dramáticos. Pero toda la seguridad del mundo no va a evitar que sigan ocurriendo este tipo de episodios… A dios gracias, porque ponen la chispa que falta en cualquier prueba, el ADN de los pilotos valientes que son los que emocionan y el ingrediente que da sabor a las carreras.

   Pero a Rossi no le interesa para nada ver este lance como un error más de un piloto que ha tenido un mal día. Su interés pasa por ‘enmierdar’ aún más este deporte. Seguir alimentando un ego que parece no tener fin y por el que gracias a él continúa aferrándose a un certamen, donde sus organizadores, no se hacen a la idea de perderlo. Una guerra abierta que se prolonga desde aquel Octubre de 2015 y que ha permanecido dormida y silente, aunque presente por una de las partes. Cierto que Marc se merece salir con cero puntos de este GP. Incluso me atrevería a decir obligándole a salir en última posición en el COTA, pero lo que no debe aguantar es el insulto y el escarnio al que se ha visto sometido por parte de un piloto al que, posiblemete, se le atribuyen muchos más comportamientos antideportivos y encuentros desafortunados, tanto dentro como fuera de la pista. Ha vuelto a echar de nuevo gasolina al fuego y sus declaraciones post carrera a la prensa resultaron vergonzosas e impropias de alguien al que sólo le apasione pilotar una moto.

    Esta es una situación muy mala porque ha destrozado nuestro deporte. Un error puede cometerlo todo el mundo, pero el viernes lo hizo con Viñales, Dovizioso, conmigo… Hoy lo ha hecho con cuatro pilotos.”  
     “He tenido miedo al ver su nombre en la pizarra porque sabía que venía a por mí. Ya decidirá Dirección de Carrera. A 300 kilómetros hay que respetar a los rivales”.      
   “No creo que sea inconsciente. Es mala fe. Este no es un deporte de contacto como el fútbol. Aquí te haces daño de verdad. El problema es uno, el resto no está tocando las pelotas. Si todos actuaramos así en cinco carreras no habría pilotos. Todos nos habríamos hecho daño. No me siento protegido por Dirección de Carrera”.

   O lo de reiterar que con Márquez dentro de la pista tiene miedo. ¿Miedo...? cómo puede utilizar esa palabra tan a la ligera. El único miedo al que se enfrenta Valentino es al de cerrar su etapa como piloto y a no ser el centro de todas las miradas. ¿por qué alguien que todavía cuenta con tanta fama y admiración -aún a falta de resultados- en este mundillo necesita acaparar todavía más? Su ego no se ve saciado. No sólo se hace la victima, sino que además exagera la situación, y el problema es que muchos profesionales y seguidores se lo creen y seguirán haciéndole la ola durante mucho tiempo. Muy mala receta. Para mí este piloto perdió el norte hace tiempo y su poco tacto a la hora de llevar este affaire con Marc le ha llevado a comportarse de un modo poco ético. Tampoco ayuda mucho dejar el peso de sus decisiones a personajes tan torpes como Uccio Salucci. No es un bombero cualificado para el octanaje que maneja éste. Un tipo al que le viene muy grande su papel de manager/consejero o el cargo que le hayan concedido; el box de Yamaha Movistar nos mostró una imagen patética y muy friqui viendo vociferar a dicho sujeto, soltando exabruptos cual verdulera en un mercado, cuando Marc y su staff intentaban ofrecer sus disculpas. 

   No sé lo que puede ocurrir a partir de ahora y las consecuencias que deriven estos hechos. Espero que todo siga igual que hasta la llegada de este suceso y sigamos disfrutando de carreras emocionantes libres de guerras dialécticas. Pero tengo claro que para mí toda esta inquina hacia el ilerdense solo tiene un origen. Y es la profunda envidia que Rossi le tiene desde que sus opciones al título con la Yamaha volvieron a ganar enteros, tras sus dos temporadas para olvidar en las filas de Ducati, pasando a convertirse en un incomodo estorbo y el único obstáculo para retener "El Décimo". La misma que siente el maestro cuando un discípulo suyo y de menor edad, supera todas las expectativas del propio maestro. 

   Como decía San Agustín "Cuanto mejor es el bueno, tanto mas molesto es para el malo."   





  Miguel Ángel Eguía.
  @eguiaonroad



Las opiniones expresadas en esta entrada son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista del resto de personas que visiten este blog. Gracias por perder un momento de tu tiempo en leerlo o por dejar tu comentario.