sábado, 9 de octubre de 2021

Yamaha ténéré 700: una trail de clase media.

 


 El concepto de las maxitrail se ha popularizado en los últimos años y cada vez son más los usuarios que apuestan por lanzarse a la compra de una de estas motocicletas cuyo mayor atractivo se encuentra en la polivalencia de su uso. Una máquina que, en manos verdaderamente capacitadas, pueden llegar a convertirse en una herramienta con la que conquistar nuevos horizontes. ¿Pero cuál es el verdadero espíritu por el que en los años ‘80 las motos trail llegaron a recalar en el mercado y lograr hacerse un hueco inexistente hasta ese momento? Motos que contaban con un marcado carácter campero, que además podían desenvolverse con dignidad realizando trayectos de enlace con soltura y comodidad tanto por el negro asfalto, como por rutas fuera carretera, y donde el límite lo iba marcando el propio piloto. O sea, monturas que prescindían de cualquier ostentación y accesorio superfluo que de poco sirven para meterlas por campo. Al menos, si no es para pensar en destrozarlas a la primera de cambio y dejar tu cuenta algo más mermada a final de mes.

    Pero ahora con las maxitrail esta película parece haber cambiado de guion, donde vale más burro grande y sendero pequeño… La novedad pasa por ir montados en lujuriosos ‘panzers’ de dos ruedas cargados de maletas, defensas, faros o accesorios varios que hacen del usuario el ‘trailero’ perfecto; el aventurero perfecto. A mí me gusta más aplicar esa máxima donde se afirma con gran acierto que “en muchas ocasiones, menos es más”, y que no es necesario poseer una super máquina para deleitarnos con la conducción que ofrece lo mejor de dos mundos a partes iguales. Y por supuesto sin que todo esto nos hipoteque de por vida; naturalmente viéndolo como siempre con mi mentalidad de obrero ‘clase media’ y con cargas sociales, más pendiente siempre de velar por la economía doméstica, que de la satisfacción personal. Es cierto que en su día llegué a tener una BMW GS 1200, pero relativamente barata y de segunda mano, donde mi relación personal con ella -desafortunadamente- fue un tanto agridulce; cosas de los modelos primera serie 1200. Con este comentario no quiero criticar en modo alguno a muchos usuarios que disfrutan plenamente de este tipo de monturas y me consta que con gran pericia, pero que se hace evidente en un mundo tan globalizado e hiperconectado donde tratamos de imitar lo que vemos con frecuencia. Pero es probable que el empleo mas recurrente extendido por la mayoría de ruteros, a buen seguro que es causa probable de su crecimiento exponencial durante estos últimos años.

   Es un hecho que el mercado de las maxitrail ha subido como la espuma y que gran parte de la culpa es gracias al uso puramente asfaltico al que la mayoría de usuarios destina estas monturas, erigiéndose así, como alternativa real a las GT de carretera. La senda marcada por BMW y su R 1200 GS ha creado escuela -y secuela-, hasta el punto de generar un interés inusual por muchas otras marcas. Como por ejemplo la japonesa Honda, que en 2015 con su novedoso ‘remake’ de la África Twin intentó volver a la citada senda que tiempo atrás liderase, aunque visiblemente y muy a su pesar, sea en lucha bastante desigual; con un marcado carácter offroad para un uso mixto (la mejor maxitrail de uso dual), pero sin penalizar ni mucho menos en asfalto, la twin nipona mantiene la compostura y permanece con la cabeza bien alta representando de manera honrosa el buen apellido de toda una estirpe. Y es que la marca bávara, prácticamente triplicó la venta de su exitosa R 1250 GS sumando las unidades de su GS Adventure (2900), por las poco más de 1000 que se vendieron de la África Twin el pasado año 2020. Otras, como Ducati con su Multistrada, apuestan por la dualidad, incorporando dos modelos distintos a su lista de ventas y marcando el carácter de uso asfalto/campo gracias a una parte ciclo diferenciada para cada terreno. Triumph hace lo propio con sus modelos Tiger, o incluso KTM, que eleva a grandes cotas su máxima “ready to race”, ofreciendo quizá el producto mejor enfocado a la práctica del fuera carretera en sus versiones Adventure. El mayor secreto con el que cuenta este concepto para ser tan popular, es en parte por lo cómodo que resulta su manejo en orden de marcha, gracias a un puesto de mando que permite una posición erguida y relajada de aceptable protección aerodinámica, y donde nos encontramos con una ergonomía casi perfecta. Un motor de gran cilindrada que ofrece buenas cifras de par y es capaz de recorrer grandes distancias con una amplia capacidad, ya sea en compañía o a plena carga de equipaje, donde podemos encontrar la generosa dotación de maletas con las que la mayoría de modelos cuentan en su amplio catálogo de extras. Y, ante todo, qué decir de la gran libertad de movimientos que proporcionan -como ya he dicho-, al permitir el paso de travesías fuera del asfalto con relativa facilidad, o disfrutando plenamente del contacto con la naturaleza donde llegar a descubrir zonas de difícil acceso, siempre claro está, que el nivel y la pericia del piloto lo permitan.

   Pero hete aquí que, llegados a este punto, realizamos un ejercicio de regresión volviendo al tiempo donde se iniciaba esta andadura. El concepto vuelve a dar un giro de 180 grados y los fabricantes apuestan de nuevo por una Trail de corte medio, mas manejable y amable. Que permita por fin desenvolverse con cierta soltura en dos universos tan opuestos: off y on-road. Yamaha fue una de las primeras marcas en dar el paso con su conocida XT 500 en la década de los ‘80, la cual llegaría a conseguir alzarse con los dos primeros triunfos de la categoría en ese gran escaparate que resultó ser para este concepto el Rallye Paris-Dakar. Una gran prueba de corte aventurero que servía de ensayo para comprobar la dureza y versatilidad de este producto. A las que siguieron BMW con su exitosa G/S ‘Gelande/strasse’ (fuera del asfalto/asfalto), herederas directas de aquellas enduro, fruto de la colaboración con Laverda, donde se apoderaron por el entonces europeo de enduro en la categoría de 750 y 1000 c.c. a finales de la década de los ’70. Fue entonces la encargada de recoger el testigo de la japonesa en dicha prueba, pero ya con un marcado cambio de clase y cilindrada; lo que al final resultaría siendo el nacimiento de las maxitrail como conocemos en la actualidad y que tan buenos beneficios reporta a la marca alemana... Dicen que quien da primero, da dos veces.

   Pero quien retorna a sus orígenes y reemprende el camino que un día abandonara, a buen seguro que cuenta con argumentos evidentes para estar muy próxima al éxito. Y es lo que ocurre con Yamaha y su nueva Teneré 700. Abriendo una nueva senda en esta categoría de ‘clase media’, la japonesa sorprendió a los asistentes del salón EICMA de Milán allá por el año 2017 con la presentación de su YAMAHA T7 Concept, una Trail de corte mucho más ligero y con elegante atuendo offroad, que hacía presagiar la vuelta de la fábrica de Hamamatsu con un modelo de corte medio muy capacitado para desenvolverse en ambos escenarios de manera fiable. El corazón encargado de animar tan vistoso conjunto sería el ya conocido bicilíndrico CP2 que tan buenos resultados y fama estaban aportando a sus hermanas Tracer, SRX y MT 07. Aunque según declaraciones de Yamaha en su día, este motor paralelo a 270º ya estuviera pensado en sus inicios para el modelo Trail, gracias en parte, al gran empuje lineal que aportaba en su rango medio. Yamaha no dejó nada al azahar para asegurarse un gran éxito, y prueba de ello fue el desarrollo del modelo en serie que daría paso al T7 Concept. Cuando todo hacía presagiar que un año después de su puesta de largo aparecería como definitivo, Yamaha crea el ‘Tenere 700 World Raid’, la prueba decisiva para garantizar un producto de calidad. Varios pilotos del mundo de los rallyes o el enduro se implican realizando las pruebas más exigentes alrededor del mundo, contando con nombres tan ilustres como Stephane Peterhansel, Adrien van Beveren, Alessandro Botturi, David Fretigne, entre otros, o nuestro Cristóbal Guerrero en su parte final del desafío hasta llegar a las instalaciones de Yamaha Motor Europa, sede encargada del proyecto. A buen seguro que el prototipo fue llevado al límite por innumerables escenarios extremos, y el resultado finalmente se deja notar nada más subirte a la moto.



   Desde que comencé a leer pruebas y ver las primeras fotos de la moto que definitivamente llegaría a las tiendas, mi intención real por hacerme con una de estas unidades llegó a ser una autentica obsesión. Mi KTM Enduro 690 cubría sobradamente mis necesidades camperas en cualquier salida de fin de semana, pero echaba en falta esa comodidad que necesitas por carreteras de enlace, o simplemente para disfrutar de trayectos puramente asfalticos (lo reconozco, soy un inconformista). Eso sin contar que yo la utilizo durante todo el año para que me lleve al trabajo; a camino entre mi anterior BMW GS 1200 y la citada KTM, esta Teneré ofrece el equilibrio perfecto entre dos motos tan distintas. Muestra un uso fácil por retorcidas carreteras de montaña donde, su motor de tecnología crossplane, ofrece un par lineal y una tracción contundente dejándose notar sin necesidad de exprimir el cuentavueltas, aunque ni mucho menos eso haga pensar por un momento que pueda sentirse incomodo en ese rango. Cuenta con unos magníficos bajos y notas como el propulsor no carraspea en absoluto; aunque lo lleves en sexta a 50 kilómetros hora ni protesta. Como muestra de esta gran dosis de elasticidad, no es extraño que en conducción urbana entres en una rotonda con la cuarta velocidad engranada sin darte ni cuenta, y salgas de ella sin necesidad de reducir… vamos, el polo opuesto al bestial monocilíndrico KTM 690, que solo quiere dar guerra y no aceptaba para nada que te fueras durmiendo por las esquinas. Un motor pensado para exprimirlo sin piedad.

   La T7 ha nacido como una trail original dentro de la ‘clase media’. Sus líneas no dejan a nadie indiferente y su excelente capacidad para compartir en armonía el asfalto y la tierra es asombrosa. Aunque algunos inclinen mas su ADN hacia el terreno fuera carretera, gracias a sus llantas de 21 y 18 pulgadas, unas suspensiones con un recorrido más que aceptable y un chasis ágil en consonancia con su carrocería; tampoco hay que exagerar. Es cierto que no es una enduro, pero pese a sus casi 205 kilos en orden de marcha, se muestra dinámica y responde con soltura sin cansarte en exceso gracias al buen balance que posee entre ambos ejes, pero eso no significa que sea la moto ideal para hacer travesuras por el campo, al menos contando con mi modesto nivel. Pero si que te hace disfrutar con moderación de este medio, gracias sobre todo a su propulsor que es toda una delicia, y no se echa a faltar ninguna ayuda electrónica que pueda cubrirnos el culo en momentos apurados. No son los casi 150 kilos de la enduro 690, pero si no te metes en berenjenales gordos, apenas echas a faltar algo de ligereza. Incluso diría que su tren delantero te transmite mucha más seguridad manteniendo una marcha alegre por pistas, que el impreciso y ligero de la KTM 690. A veces te daba la sensación de que podías perderlo en cualquier momento y terminar por los suelos.

   En líneas generales, y para terminar, creo que Yamaha ha dado en la diana con esta T7 descubriendo otros mundos dentro del concepto trail actual. Y aunque KTM ya ha respondido de manera contundente con su Adventure 890 (antes 790), con un producto claramente superior en prestaciones y precio, no me cabe la menor duda que será imitada por otras marcas que ven como esta ‘clase media’ tiene también filón. No sólo por ser mas accesible a otros bolsillos, sino también gracias a su motor limitable, donde conductores noveles con su A2 pueden acceder por vez primera a una moto de mayor cilindrada y por su capacidad de adaptarse a dos medios tan distintos como el campo y la carretera. En definitiva, una moto que te atrapa desde el primer momento y de la que espero disfrutar por mucho tiempo porque -a día de hoy- yo me quedo en la ‘clase media’.  


Miguel Ángel Eguía.

@eguiaonroad


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