Alberto
Puig en una conversación abierta con el periodista Mela Chércoles, y a
propósito del magnífico espectáculo ofrecido por Márquez y Dovizioso en el GP
de Japón 2017, dejaba su opinión acerca del carácter batallador de Marc en
pista: “… las cosas pasan por algo y
Márquez busca eso. Acepta, asume el riesgo. El riesgo de la caída, el de no
puntuar, el de fracasar. Todo gran campeón fracasa, porque una no victoria
para un gran campeón es un fracaso. Este tipo, a pesar de los altibajos,
porque 27 caídas en un año son más bajos que altos, a pesar de eso insiste (…).
Pero eso no es suficiente para reducir su nivel de intensidad, ambición o
ganas”
A estas alturas de la feria creo que no hay piloto de motociclismo,
profesional de los medios informativos o simplemente seguidor incondicional de
este grandioso deporte, que no tenga claro quién es el mayor exponente y
referencia del panorama Moto GP. Solo los necios de mala baba o poco informados
tienen la osadía de cuestionar la trayectoria profesional y el talento innato
que rebosa el genio de Cervera. Y es probable que esto se haya hecho de un modo más
patente aún durante este periodo debido a su ausencia en el campeonato. Todo
ello después de regalarnos la mayor remontada de la categoría reina jamás vista.
Tan evidente como que tras semejante ‘épica’ tuviera que pagar un precio tan
alto como la de dar por perdida la temporada por culpa de su grave lesión.
Lo cierto es, que muchas de las voces (no)
autorizadas post GP de España inundaron de opiniones las redes, basándose en un
posible error de Marc por evidente precipitación (la que le llevó a la grava), más
que en la grandiosa carrera ofrecida por el bravo piloto de Repsol hasta que su
neumático trasero decidió catapultarlo por los aires, y cuando ya parecía haber
vuelto a la calma en cabeza de carrera. Sin más; solo su equipo sabrá cual fue su
causa real. Es cierto que el riesgo asumido fue mayúsculo, pero es el carácter
de Marc y como dice Alberto Puig sabe aceptar y asumir el riesgo como nadie.
A muy pocos se les podría haber pasado por
la cabeza que, seis grandes premios después, la máxima categoría de este
mundial no tuviera un claro líder o un puñado de favoritos llamados a pelear
por el cetro final. Lejos de ello, hemos comprobado como pilotos recién
llegados a la categoría no solo luchan por estar entre los diez primeros (en
teoría su lugar natural), sino que se alzan al primer peldaño del podio con
descaro. Del mismo modo que equipos discretos o mecánicas que el pasado año se
disputaban un quinto a cuchillo, hoy cuentan para podio el domingo. O no…
porque en este campeonato de locos parece difícil hacer un pronóstico certero
cada domingo.
Muchos son los que piensan (yo el primero)
que tras esta anarquía y falta de gobierno, se encuentra la ausencia de un
piloto que ha sido referencia desde que puso su talento al servicio de este
campeonato -y para mejor gloria de los que disfrutamos con sus carreras-. Quartararo
es de los pocos que se han atrevido a avalar tal dislate sin rubor y opina que,
con Marc en pista, el resto de la parrilla sube su nivel de concentración y
combatividad; el mismo que aparecía como claro favorito después de ser la
revelación del año anterior y la confirmación de este inicio de temporada
venciendo las dos carreras de Jerez (½). Pero es que una cosa es correr sin
presión y otra bien distinta tener la obligación de buscar resultados. Pero la humildad del galo le hace ser
todavía más grande, y no esconde que “cuando
todo va bien como el año pasado, como en jerez… todo va bien. Cuando tienes ya
un momento en que tienes que cambiar tu modo de conducir, la manera de hacer
cosas… la verdad es que cuesta mucho con poca experiencia… “ (Pantalla Táctil DAZN con Izaskun Ruiz)
No le falta razón, y si hubiese alguien con
la obligación de tirar de galones en la lucha por este Mundial, antes deberían
ser pilotos consagrados en la categoría como Maverick Viñales o Andrea
Dovizioso, que de momento parecen más empeñados en echar la culpa de todos sus
males, no tanto al empedrado, sino a los neumáticos que le unen a él. Mack ha podido
enderezar (de momento; que dure) por fin ese conflicto con las gomas que
últimamente le hacía ser tan poco competitivo el día de carreras. A estas alturas, y llegados al ecuador de la
contienda, llevamos seis pilotos distintos tocando el top of the pódium (siete
en la provisional a menos de 23 puntos). Algo parecido al año 2016, que hasta
el momento se lleva la palma en la estadística, donde nueve pilotos distintos
alcanzaron la gloria al menos una vez. Lo que claramente le diferencia con
respecto al de hace cuatro años, es la solidez mostrada entonces por todo un
líder como Marc, que supo puntuar o hacer pódium cuando no tocaba ganar, pero
que siempre estaba presente en cabeza; algo que traía aprendido de 2015.
La igualdad imperante en la categoría
continúa siendo la misma que nos lleva acompañando hace ya más de un lustro, y eso
representa que este sea uno de los mundiales mas igualados de todos los tiempos
en la Categoría Reina; aunque ciertos sectores no lo acaben de reconocer. Pero
también uno de los más extraños por lo inédito de su procedimiento; atropellado
y caótico por sus múltiples e inesperadas bajas, y algo convulso e intrigante
por su gran número de pilotos en liza para la placa final del World Champioship
Trophy; estamos en 2020.
No parece poco, mientras yo sigo esperando a Marc.