miércoles, 13 de noviembre de 2019

NO HAY QUINTO MALO




   El conocido Campeonato del Mundo de Superbikes, fue creado por la FIM como un certamen para las motos de cuatro tiempos derivadas de la serie allá por el año 1988. De este modo se establecía el fundamento que las diferenciaba con respecto a las motos del Campeonato del Mundo G.P., donde se corría con prototipos de fabrica y motores de 2 tiempos ajustados a reglamento, y al margen de las motos de producción en serie con motores 4 tiempos. 

   Dos años después de ver la luz a nivel internacional, el circuito andaluz de Jerez de la Frontera, hoy en día conocido como Circuito Ángel Nieto, se estrenaría albergando la primera de las pruebas dentro del territorio español. No volvería a formar parte del calendario hasta 2013, donde el trazado jerezano vestiría de nuevo los colores del WSBK Tour y, acogería de este modo, la segunda de las citas de la temporada en nuestro país después de la celebrada en Motorland Aragón.


CARRERA DE WSBK CIRCUITO DE JEREZ 1990.

   Seis años mas tarde de ese reencuentro con la afición por tierras gaditanas, no quería volver a perder la oportunidad de sentir la emoción que supone disfrutar de ese genuino sabor de las carreras en directo, y en una de las pruebas que en la actualidad goza de reconocido gran nivel; a pesar de que en nuestro país no goce del valor que merece. Una sensación que difícilmente iguala a la de cualquier retransmisión televisiva, por mucho que se ofrezcan un sinfín de pormenores en el transcurso de la misma; supone todo un placer para los sentidos de cualquier aficionado motero.

   Ésta de Jerez, también me ha servido para asistir por primera vez al único circuito que me faltaba dentro del World Tour en territorio español, y que en estos veintinueve años que lleva ya en su haber, ha recalado ya hasta en cinco trazados diferentes; bueno justo hasta este año, ya que el que viene se sumará el sexto en Barcelona Montmelo. Un formato que con el paso de los años ha ido evolucionado de manera importante, sabiendo mantener el interés entre los apasionados a los deportes de las dos ruedas. Una afición exigente que continúa siendo más proclive a las carreras del mundial de prototipos que al de producción en serie, pero que sin embargo consigue enganchar a un buen número asistentes al circuito cada fin de semana de carreras. Todo ello gracias a una fórmula que desde el año 2010 (lo digo de cabeza), acerca y mantiene un contacto mucho más directo con los verdaderos protagonistas, y donde te ofrece la oportunidad de poder empaparte con el excitante ambiente de la competición; sé que muchos pensarán que en MGP sería del todo imposible por una razón de concurrencia, pero no deja de ser una excelente idea que ayuda a mantener activo ese entusiasmo por la competición en vivo.

EL CIRCUITO DEL JARAMA, MI PRIMERA CITA.

  Corría el año 1991 cuando tomé contacto con la primera carrera del mundial de las motos de serie. El escenario: el madrileño Circuito del Jarama. Más acostumbrado hasta ese momento a las citas mundialistas con los humeantes motores de dos tiempos, donde los accesos y estacionamientos en las inmediaciones del circuito suponían toda una pesadilla para los asistentes en vehículo de cuatro ruedas (primera vez que asistía en este medio), recuerdo que el novedoso evento de los cuatro tiempos, bastante menos concurrido sorprendentemente, simplificaba aún más la entrada hasta el interior de las instalaciones. El lugar elegido no podía ser otro que “El Siete”, entre las míticas Farina y Rampa Pegaso, grada natural donde los fervientes  seguidores nos agolpabamos en mayor número; punto de encuentro con la afición en la vuelta de honor y, cómo no, el emplazamiento ideal para la foto del día: el momento en que Juan López Mella es felicitado por Dani Amatriáin al conseguir el primer pódium para un piloto español en esta categoría, y con el estadounidense Doug Polen siendo testigo de tan magna epopeya, a lomos de su preciosa Ducati 888 del Team Fast By Ferracci. Ese fin de semana terminaría por anotarse la victoria absoluta en ambas mangas.




   El siguiente año (1992) cambié el escenario del mítico circuito madrileño por el entonces novedoso circuito manchego de La Torrecica (Albacete), que se estrenaría también como sede de este campeonato en España y donde compartiría prueba dentro de nuestras fronteras ese mismo año con El Jarama. Albacete, localidad con una dilatada tradición y ligada al mundo del motor desde la primera década del siglo pasado, y que por fin después de tanto tiempo tuvo la posibilidad de cambiar su anterior emplazamiento urbano en el Poligono Industrial Campollano, por las modernas y seguras instalaciones del trazado permanente de La Torrecica inaugurado en 1990. De este modo, pasó a convertirse en la única carrera del WSBK dentro de nuestras fronteras, y haciéndolo de manera ininterrumpida desde 1993 y hasta 1999, los años del implacable dominio del pluricampeón Carl fogarty, que llegaría a convertirse en el piloto con más victorias dentro de este trazado.


   Ese año el reparto de victorias en ambas mangas fue desigual, consiguiendo tanto el francés Raimond Roche, como “El Kiwi” neozelandés Aaron Slight, adjudicarse ese primer peldaño del podio. Piloto icónico de esta especialidad, Slight se mantuvo en activo en este certamen durante trece años, logrando así conseguir en cuatro ocasiones una tercera plaza final y dos subcampeonatos.

RICARDO TORMO. COMIENZA UN NUEVO MILENIO.

   El Circuito Ricardo Tormo de Cheste (Valencia), pasaría a ser la sede del mundial de prototipos en España durante un dilatado periodo de once años. Nada menos que desde el año 2000 al 2010. Fueron finalmente esos dos últimos años de presencia en tierras levantinas, los que me servirían de nuevo para retomar el contacto con el World Superbikes desde la última carrera del ’92 en Albacete. Un reencuentro que traería un novedoso formato en 2010, y que te permitía la posibilidad de acceder a la zona de paddock una vez adquirida tu entrada de grada. Un pase que podías utilizar durante los tres días de carreras y que servía para tomar contacto directo con el ambiente de equipos y pilotos, además de ofrecer un set de entrevistas que servía como el escenario perfecto para la rueda de prensa a los protagonistas post clasificación y carreras. Una fórmula que continúa siendo seña de identidad de este campeonato a día de hoy y que me parece la mejor de las ideas.

   2009 lo recuerdo como el gran año del irreverente y siempre espectacular Ben Spies. Un rookie con vitola de campeón que se hizo con el campeonato en su primer año de participación a lomos de una YAMAHA R1, sin referencias en esta competición y desconociendo absolutamente todos los circuitos; aunque con permiso del estadounidense, el vencedor de ambas mangas en Cheste sería finalmente el japonés Norick Haga, que a la postre quedaría como subcampeón final, y un hueso duro que puso el mundial al rojo vivo - tanto como el color de su Ducati- hasta el final de la contienda.

   Moto GP llegaría a ser el motivo por el cual nos veríamos privados del talento de Mr. ‘Codos’ el siguiente año en el WSBK. Aunque no faltaron ‘otros’ motivos para hacerlo de nuevo interesante para el aficionado, tales como el flamante fichaje de Carlos Checa por el Ducati Team Althea. Una moto a priori más competitiva que la anterior HONDA CBR 1000 R del equipo Ten Kate, y con la que el español estuvo corriendo durante dos temporadas, mostrando un claro estancamiento y falta de desarrollo el último año de contrato. No en vano, sería finalmente la Ducati la moto que le llevaría a conseguir su título de la especialidad en 2011.

RUBEN XAUS. VALENCIA 2010.


   Y de hecho ese 2010 en Valencia todo parece de cara para que Checa gane la primera manga, pero un más que posible exceso de ganas ante la afición, le hace caer sin remedio liderando la prueba y dando al traste con las ilusiones de estrenarse con un podio ante la afición. Por suerte en la segunda puede desquitarse y brindar el podio al puñado de selectos seguidores, los cuales no llegábamos a ocupar, probablemente, ni un veinte por ciento del monumental graderío del Ricardo Tormo. El broche perfecto para rematar un gran fin de semana, si además a ello le sumamos la victoria de Joan Lascorz en la carrera de SSP; gran colofón para un punto y seguido con el Circuito Ricardo Tormo.  

RUBEN XAUS. BMW MOTORRAD


CAL CRUTCHLOW. YAMAHA STERILGARDA

UN SONRIENTE CARLOS CHECA DESPUÉS DE LOGRAR SU PODIO. VALENCIA 2010.

JOAN LASCORZ  1º Y DAVID SALOM  4º
"COCODRILO" CORSER, SIEMPRE UN PILOTO ATENTO CON LA AFICIÓN.


LA CIUDAD DEL MOTOR: LA LA (MOTOR)LAND

   El cambio de escenario del mundial en España por decisión organizativa, me hizo replantearme mi asistencia los dos años siguientes hasta el Circuito Motorland de Aragón, la nueva sede. En cierto modo no dejaba de ser una faena, ya que me resultaba mucho más cómodo el de Valencia por conexión y oferta hotelera. Pero en 2013 y 2014 me decido, y en compañía de mi hijo viajamos el mismo día (con madrugón incluido) para deleitarnos nuevamente con las carreras en directo y en un circuito del que todo el mundo hablaba maravillas. Y desde luego no era para menos; la impresión que causa por primera vez al ver tan magnificas instalaciones en medio de este bello paraje del Bajo Aragón, es cuanto menos de sorpresa. Cuesta creerlo, y no es de extrañar que sea el lugar elegido para albergar desde 2010 una prueba del Campeonato del Mundo de Moto GP y desde el 2011 la del WSBK. Aunque he de reconocer en honor a lo evidente, que en cuestión de comunicaciones queda un tanto justo en relación al resto de circuitos españoles. La ubicación de los mismos junto a los principales ejes de la red viaria es una ventaja aplastante.
SET DE ENTREVISTAS POST CARRERA.
ULTIMO AÑO DE CHECA EN WSBK (MOTORLAND '13)

   Pero al margen de asuntos que nada tienen que ver con lo llamativo de sus instalaciones o el trazado, he de decir que en lo relacionado con esto último, nada que ver con otros 'Tilkodromos' al uso. Su diseño se encuentra mas próximo al de circuitos tradicionales que aprovechan la orografía del terreno donde se ubican, dotándolos de una singular espectacularidad que lo hacen divertido para el piloto y atractivo para el espectador que contempla sus carreras. 

   Ese tambien fue el primer año de la bella Ducati Panigale 1199, pero también el de la retirada de nuestro campeón Carlos Checa. Una Ducati que heredaría la temporada siguiente el galés Chaz Davis, al que el circuito de Motorland se le ajusta como un guante a su estilo de pilotaje. Y buena prueba de su dominio fue verle ganar con autoridad sendas mangas a los mandos de su BMW S1000R. Un hecho que no se produciría en 2014, pienso que en parte por la falta de adaptación a su nueva montura. El encargado sin embargo sería el británico Tom Sikes (Campeón del Mundo en 2013), al que tampoco se le da nada mal el singular trazado aragonés; su Real Majestad Chaz Davies, continúa siendo el dueño y señor de las tierras bajas con un total de siete victorias en su haber.


PARQUE CERRADO POST CARRERA (MOTORLAND '14)

LA PANIGALE DE DAVIES TRAS LA CAIDA
ALEX LOWES (MOTORLAND '14)
DAVID SALOM Y TONI ELÍAS.

PARTE DE LAS MARCAS PRESENTES EN WSBK EN 2014.
IMPRESIONANTE EL ASPECTO DE MOTORLAND DESDE LA PARTE FINAL DE LA RECTA DE ATRAS.
TOM SYKES. VENCEDOR EN AMBAS MANGAS 2014
ULTIMA CURVA ANTES DE META EN MOTORLAND. DECISIVA EN LA VICTORIA FINAL.
JONATHAN REA EN SU ÚLTIMO AÑO CON HONDA. DESDE 2015 NO HA DEJADO DE GANAR TÍTULOS

   NO HAY QUINTO MALO: EL CIRCUITO DE JEREZ.


   Existe un termino taurino, cuyo significado proviene de la decisión que hace años tomaban los ganaderos al dejar el mejor de sus ejemplares en dicho orden. Termino que me sirve como entradilla, para definir la última de mis visitas dentro de este paseo por los cinco circuitos españoles presentes en estos 32 años de existencia del Campeonato del Mundo de SBK.

   Esta edición del mundial comenzaba de un modo insólito para un debutante en la categoría. Habían pasado diez años ya desde que el norteamericano Ben Spies maravillara con aquella temporada impecable. La misma donde conseguiría alzarse con el entorchado final después de su debut, y procediendo de un campeonato AMA en teoría inferior a este. Algo parecido, pero en este caso viniendo de Moto G.P., le ha sucedido al bueno de Álvaro Bautista, que dominando de manera aplastante al inicio de la contienda, terminaría pasando el relevo finalmente al campeón Rea desde la mitad de temporada aproximadamente. Una disputada temporada donde el reparto de victorias se ha decantado del lado de Johny, que ha finalizado anotándose 17 frente a las 16 de Álvaro, sumando las de la novedosa Superpole Race. Aún así los números del español, para ser su primer año, se merecen un aprobado alto; no es nada fácil llegar a la primera, en las condiciones que lo ha hecho, y terminar descolocando a todo un campeón como Rea. El mismo que en un principio no sabía ni por donde le venían los golpes. Tremendo.
NADIE IMAGINABA AL INICIO, LA SENSACIONAL TEMPORADA REALIZADA POR ÁLVARO BAUTISTA.

   Motivado por ese buen comienzo y aprovechando que mi hijo decide comprar las entradas por mi cumpleaños, emprendo viaje junto a la familia hacia tierras gaditanas. Es mi primera toma de contacto con 'La Catedral', y una vez en su interior, notas como te envuelve ese aroma añejo de la competición. Algo que solo te ocurre en circuitos con historia como El Jarama; un sitio obligado de peregrinación para todo buen aficionado a las carreras.





   De las carreras, me quedo con la impresionante imagen viendo a Bautista abordar la curva Alex Criville para llegar a Ferrari totalmente cruzado, con ese estilo agresivo al que nos ha tenido acostumbrados durante todo el año y que tanto le caracteriza. Un fin de semana 'casi' perfecto para el toledano, que terminó anotándose la primera carrera del sábado y la Superpole Race del domingo, pero que acabaría por los suelos en la que cerraba jornada, dejando mudas las gradas del Circuito de Jerez Ángel Nieto. Momento fundamental y el gran punto de inflexión que terminaría siendo clave en la perdida de confianza del piloto de Ducati. Algo nada reprochable, porque repito que ha realizado un auténtico temporadón, y ha hecho vibrar de nuevo a los seguidores de este país que ya sueña con un nuevo campeón de la especialidad después de Carlos Checa. Un elemento esencial para que este campeonato termine calando en la afición española.                  



Miguel Ángel Eguía.

@eguiaonroad


Las opiniones expresadas en esta entrada son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista del resto de personas que visiten este blog. Gracias por perder un momento de tu tiempo en leerlo o por dejar tu comentario.
   
   

   

   

   




          

martes, 23 de abril de 2019

ESE GENUINO SABOR ESPAÑOL



   La verdad es que no recuerdo qué afición llegó antes a mi vida, si la música o las motos. Ambas marcaron de manera significativa mi trayectoria hacia la adolescencia y, en ambos casos, con un estilo y procedencia similar.

   La figura de los USA siempre la he tenido presente en todo lo que me rodeaba desde muy pequeño en el barrio donde me crié. La influencia yanqui se dejaba notar, en parte, por la cercanía de la Base Aérea de Torrejón de Ardoz y la presencia de su destacamento de la USAFE. Debido a esa proximidad, algunos barrios de Alcalá servían como parte de una ciudad dormitorio para militares y civiles, que desempeñaban labores en la zona americana y, que por algún motivo, aborrecían la monótona vida cuartelera de la base. Mi barrio fue uno de ellos.
   
   Lo insólito se convertía en cotidiano y resultaba habitual ver estacionado un Pontiac Fireblade o un Ford Mustang en medio de un Seat 600 y un 124; las típicas “Dragster Bikes” como la Kawasaki Eliminator; algún que otro joven disfrutando de su bicicleta Chopper de manillar elevado y con freno en el buje trasero… o con los monstruosos monopatines Makaha, que podían llegar a medir el doble que un Amaya nacional. El “American Way of Life” lo llamaban… O como rezaba el spot de una conocida marca de tabaco, “el genuino sabor americano”.
   
   Ese estilo de vida que un chaval de la humilde España de los setenta descubría con asombro a la vez que con cierta envidia, pero siempre con esa admiración que merecían los ciudadanos de un país que sabían disfrutar como nadie de una vida con plenitud. Algo que las mismas películas o series procedentes del otro lado del charco, y que por entonces televisaban por la pequeña pantalla en blanco y negro, se encargaban de mantenernos bien presente.

   Esa misma influencia que dejó huella hasta bien entrada la década de los noventa, es la que fue apartando por el camino infinidad de amigos que se encargaron de orientar mis gustos musicales hacia un género con estilos afroamericanos, procedentes del soul, funk, R&B… música hecha para una inmensa minoría. Prueba de ello fueron la presencia de grandes salas en la zona de El Corredor del Henares (Stone’s, Aleko’s… o Nubes en Madrid) y que sustentaban a sus Dj’s con infinidad de vinilos producidos más allá del Atlántico; se abrían las conocidas tiendas de música de importación. Establecimientos de culto que solíamos visitar con entusiasmo esperando encontrar las novedades procedentes de los USA o GB.  
         
   Pero estamos a finales de los ´70, y escucho en el Sanyo familiar la melodía de uno de mis grupos favoritos de la época, Earth, Wind & Fire (Can’t Let Go); me encuentro por un momento disfrutando de dos de mis grandes pasiones, hojeando un Motociclismo y rodeado de algunos de los posters que mi hermano arrancaba de las revistas e iba colgando de las paredes, aportando una agradable nota de color frente al insulso lienzo blanco que la habitación presenta.

   La imagen de pilotos americanos como Steve Baker, a lomos de su Yamaha 750, Pat Hennen con la Suzuki del equipo Texaco o Kenny Roberts en su 500 GP, aparecen junto a otro gran piloto de motocross, Marty Moates, que hace retorcer el puño de gas a su preciosa OSSA 250 Phantom (por cierto producto nacional), y enfila a una rueda la salida de un peralte … o cómo olvidarme de la presencia de Dennis Hopper y Peter Fonda, que a los mandos de sus motos de largas suspensiones y manillares imposibles en su película Easy Rider –por cierto de las pocas filosofías USA que nunca he seguido con pasión- centran toda la atención de la estancia. Ese genuino sabor americano que el sr. ‘Winston’ siempre se empeñaba en recordarnos.

   Haciendo piña en la pared contigua, los 'nacionales' crosseros como Ignacio Bulto, Tony Elías, Fernando Muñoz, Mendívil… ponían la nota discordante esperando dar su gran salto entre los reconocidos y laureados pilotos internacionales; si, ya sé que a estas alturas uno de nuestros mejores embajadores en el mundial, D. Ángel Nieto Roldán, iba en busca de un nuevo título y, por supuesto, no podía faltar su gloriosa figura en la habitación nada menos que a lomos de una Minarelli 125, moto con la que ese mismo año 1979 iba directo a su decimo.  

   Pero es cierto que cuando te encuentras en la edad de la irreverencia, siempre creas tus propios héroes a los que admiras hechizado en cierta forma por su manera de combatir en pista. Auténticos maestros venidos al mundial con método innovador  y gran técnica. Un pilotaje nunca visto hasta ese momento, y que se origina en gran medida gracias a los Grand National, una competición mezcla de velocidad y Dirt Track, especialidad del fuera asfalto que constaba de carreras sobre óvalos de milla, media milla y cuarto de milla en pista de tierra o ceniza, a lomos de potentes monturas de 750 c.c., que servían al piloto para alcanzar gran destreza y sensibilidad a la hora de hacer deslizar la moto. Auténticos domadores de poderosas mecánicas 2T y gran cilindrada, capaces de desplegar potencias brutales lejos de las sencillas y esbeltas 50 y 125 c.c. mundialistas. Esos eran los pilotos americanos de velocidad.  

   Aunque los primeros americanos en pisar el mundial serían Pat Hennen y Steve Baker -1976/ 1977- logrando una tercera plaza el primero y un subcampeonato el segundo, no serìa hasta 1978 cuando verdaderamente se iniciaría una nueva era en el Mundial de 500. 

   Kenny Roberts fue el primero de mis venerados en abrir la brecha de un certamen hasta ese momento vetado a los estadounidenses. Logró hacerse con la corona de los 500 c.c. gracias al innovador estilo con el que hacía deslizar la parte trasera de su moto rodilla en el suelo a la hora de abordar los virajes, motivo por el que pronto se le conocería por el sobrenombre de ‘Marciano’. Sus tres títulos consecutivos le harían posteriormente acreedor de tal apodo y su hijo Kenny J.R. en el 2000 devolvería otro entorchado a las vitrinas familiares

   Pero las gestas de este visitante de Marte no quedarían aisladas y pronto nuevos alienígenas aterrizarían en la categoría máxima del mundial de velocidad, haciendo elevar así mi interés por una nueva raza de pilotos aguerridos llegados de aquel país tan admirado por mí.

   La aniñada apariencia de Freddie Spencer, que muy pronto se convertiría en el piloto más joven en ganar un campeonato del mundo en la categoría reina en 1983, no resultaría un pretexto para poder hacerse con las riendas del campeonato “marciano”, dejando el pabellón en un escalón más que meritorio al lograr la consecución de dos títulos más en una misma temporada:500 c.c. y 250 c.c., una gesta materializada en el año 1985. Gesta de la que fui testigo de excepción ese mismo año en la carrera celebrada en el madrileño circuito de El Jarama con motivo del G. P. de España.

   Conviviendo casi a la par y llegando a ser el relevo de el de Luisiana en la categoría máxima, se encontraba Eddy Lawson, al que muchos consideraban el americano más dominador de la categoría, consiguiendo anotarse cuatro títulos mundiales (1984, 86, 88 y 89) con distintos equipos y hasta con marcas diferentes, logrando alcanzar este último con Honda después de haberlo hecho con Yamaha en los anteriores.

   El dominio americano se hizo más patente si cabe, y lo hacía estrenando nueva década. Los protagonistas, Wayne Rainey y Kevin Schwantz, que serían los encargados de poner la categoría reina al rojo vivo con aquellas batallas épicas en pista, solo entreveradas en ocasiones con la presencia de los aussies de Honda Gardner y Doohan. Rainey acabaría por conseguir el campeonato del mundo en tres ocasiones (1990, 91 y 92) y siempre con Yamaha. Para muchos era un piloto con un estilo fino y depurado, de marcado carácter diferenciador con el resto de pilotos americanos hasta ese momento. Un campeón que no siempre contó con la mejor moto, o los mejores neumáticos de la parrilla a la que se enfrentó. Alguna de sus señas de identidad más características en las carreras, venía dada por esa facilidad de ganar en solitario desde que se apagaba el semáforo rojo.

   Pero el californiano tendría una dura oposición todos esos años, y de manera bastante clara, en la figura del larguirucho tejano de pilotaje extravagante, Mr. Kevin Schwantz. Un duro opositor que lograría alzarse finalmente con ese mundial tan deseado en 1993, en dura pugna con Wayne hasta su fatal accidente del G.P. de Italia en el Circuito de Misano. Algo que dejaría bastante marcado al tejano, ya que posiblemente sería causa mas que probable por la que en el G.P. de Japón de 1995 colgaría sus botas definitivamente.

   Y aunque resulte un desfase en el periodo espacio/tiempo, no me quiero olvidar de otro de mis grandes mitos americanos que decidieron dar el salto al mundial de las dos ruedas y probar las mieles del éxito en la categoría reina, aunque esta vez en la de las mil cuatro tiempos. El malogrado Nicky Hayden, todo pundonor, conseguiría hacerse en 2006 con un merecidísimo mundial gracias a la gran regularidad demostrada durante toda la temporada.

   Como regulares a la hora de dar emoción en la pista fueron también otros tres grandes americanos que cierran la lista de mis pilotos leyenda, pero esta vez sin mundial. No puedo -ni debo- olvidarme de Randy Mamola, John Kocinski o Ben Spies, protagonistas de épicas batallas en multitud de carreras y asiduos visitantes del podio rodeados siempre junto a los más grandes.

   Y ahora me veo cuarenta años después con esa perspectiva reposada que los años te otorgan y pienso: ¡hay que ver lo que hemos cambiado! -que dirían Sole Jimenez y sus Presuntos-; si ahora los “marcianos” los tenemos en casa...

   Quién me hubiera dicho hace cuatro décadas que seriamos el país referencia en una clase que teníamos vetada por un incomprensible encasillamiento dentro de las categorías pequeñas. Gracias a valientes pioneros como Sito Pons, Joan Garriga, Juan López Mella, Juan Bautista Borja, Jose D. de Gea, Alberto Puig, Carlos Checa,… y tantos otros pilotos -incluido nuestro campeonísimo Nieto que realizó alguna incursión breve- que allanaron el camino para que se materializase el primer título de un español en la categoría reina del mundial de velocidad: D. Alex Criville. Él fue el encargado de abrir el melón de un vivero de pilotos que desde el comienzo de este milenio han abarrotado las parrillas de Moto GP y en la que Dani Pedrosa y Jorge Lorenzo han sido la punta de lanza hasta la llegada de otro fenómeno.


  Quién me hubiera dicho cuatro décadas después que el máximo exponente y referencia de la categoría reina sería un piloto nacional. Un español que reúne las cualidades técnicas de aquel marciano que revolucionó el Mundial de Velocidad de la misma manera que lo ha hecho este alienígena de Cervera en Moto GP, al que estoy seguro le llegará su octavo y no será pasajero. Marc ha sabido recuperar esa vieja tradición de los óvalos americanos, y al igual que aquellos legendarios pilotos del AMA, utiliza esta especialidad y el motocross como base de un entrenamiento que le aportan sensibilidad y equilibrio encima de la moto. ¿Casualidad o causalidad? 

   Pero es que el dominio no sólo se limita a Moto GP. Llevamos décadas tiranizando el trial y dejándonos ver en enduro, enduro extremo y raids... Y ahora para colmo contamos con la presencia de un joven rapaz, Jorge Prado, el cual está llamado a escribir grandes gestas en MXGP después de conseguir el año pasado el primer mundial de MX2 para nuestro país. Tampoco quiero olvidarme del WSBK, especialidad que Carlos Checa lograría anotarse en 2011 consiguiendo así el primero de la especialidad para nuestro país. Un certamen de claro dominio anglosajón hasta la fecha, pero que Álvaro Bautista se está encargando de poner patas arriba no exento de polémica.

   ¿Volveremos a ser de nuevo un imperio, como nos recordaban Los Nikis en su estribillo de "El Imperio Contraataca"? Yo por si acaso voy a seguir disfrutando de ese genuino sabor español que nos brinda nuestro motociclismo actual. 




Miguel Ángel Eguía.

@eguiaonroad


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martes, 12 de marzo de 2019

CATARÍ QUE TE VI… ¡SI ESTE GP YA LO VIVÍ!

    

   
   Un año más da comienzo el espectáculo. Un tiempo de espera que se ha hecho largo pero, lo que está por llegar, a buen seguro que compensará con creces cualquier demora por tediosa o prolongada que esta se haya hecho.
   Es probable que pueda parecer, a tenor de lo acontecido en este arranque de temporada, que no hay nada nuevo bajo el sol… O dicho de otro modo, que todo vuelve a suceder de nuevo bajo los luminosos del Circuito de Losail en Qatar (para mí el GP menos vistoso).

   Y de algún modo algo hay de cierto, porque la carrera vivida en la categoría de Moto GP fue calificada por muchos como un déjá vu; el día de la marmota; un guión con final predecible… tan solo 27 milésimas eran las que separaban a Márquez de Dovicioso cuando este entraba en meta en 2018 y, con apenas 4 menos, el italiano lograba este año alzarse con una victoria que iba a resultar un calco de la anterior. Incluso el tiempo total de carrera (42’36.902), fue prácticamente clonado por Dovi en poco más de dos milésimas. Un nuevo final de infarto protagonizado por los dos hombres más en forma de la categoría en la actualidad.
   Es de agradecer el empeño que ponen ambos en no dar su brazo a torcer, y esa actitud es la que convierte este campeonato en una de las mejores series de suspense donde el espectador queda enganchado a la espera de una nueva temporada. Esa misma actitud es la que contagian al resto de pilotos de la parrilla haciendo que el número de actores en la pelea, por lo menos durante gran parte de la carrera, crezca en número.

   Como hay que reconocer ese pundonor, esa casta y las ganas que siempre pone Marc en todos los circuitos aunque no le sean favorables. Nunca da por perdida una carrera y siempre tiene que intentarlo, como él mismo declaraba al finalizar la carrera.    

   Pero antes de que los focos en Losail apagaran los ecos de tan reñida victoria hasta la misma línea de meta, se informaba sobre el hecho de que las fábricas presentes en la categoría reina, habían apelado al alto comisionado de Dorna por denunciar elementos aerodinámicos dentro del seno del equipo Ducati no conformes con el reglamento técnico. Después de analizada y discutida, dicha denuncia fue rechazada. Ahora la pelota se encuentra en la Corte de Apelación de la FIM, que debe fallar sobre dicha denuncia y, de este modo, la victoria del italiano queda en suspenso a la espera del resultado. Una nueva manera de actuar por parte de Dorna, ya que este tipo de situaciones antes se resolvían de puertas para adentro sin necesidad de apelar al máximo organismo federativo. Esperemos que este modo de proceder tan novedoso, no se convierta a partir de ahora en una práctica habitual en cada final de G.P. por el bien del espectáculo.   

   Lo que sí que ha resultado novedoso en este comienzo espectacular, es el magnífico rendimiento de los “Young Boys” del Suzuki ECSTAR, que se dejaron ver en la cabeza durante gran parte de la prueba. Alex Rins, al que poco le falto para pisar cajón, parece estar preparado para asumir esa candidatura al título y la Suzuki se muestra como la herramienta necesaria para entrar en juego. Tanto Marc como Dovi elogiaban el rapidísimo paso por curva del español, lo que hace pensar en una excelente parte ciclo como complemento indispensable en el desarrollo de la nueva montura de Hamamatsu; dicho detalle surgió a tenor de lo observado en carrera por ambos pilotos.

   Sin olvidar a Joan Mir, que a buen seguro disfrutó como un enano cerca de tanta vaca sagrada de la categoría reina, y que finalmente concluiría en una octava posición muy batallada y a poco más de 5” del primero; es impresionante verle evolucionar con la Moto GP y ese estilo suyo tan agresivo siempre en modo ataque. Parece como si esta categoría estuviese hecha a su medida, a pesar de ser un novato que lleva apenas año y medio apeado de una Moto 3.

   Un modo que no pasó desapercibido por Crutchlow que no tardaba en manifestar del mallorquín que “iba como un loco, era un autentico cohete. Si sigue pilotando así cada fin de semana no durará mucho, pero ojo, se merece todo el respeto del mundo”. Unas declaraciones que no cayeron muy bien entre los seguidores de las RR.SS. debido a un titular de prensa un tanto capcioso y oportunista que dejó el enunciado inconcluso deliberadamente; algunos medios necesitan de la gasolina simplemente para mantener viva la llama de la polémica.

   Hablar de Yamaha y sus pilotos en el presente es hacerlo pensando en pasado. Mismo modus operandi al que ya nos tienen acostumbrados, intercambiando los papeles del reparto durante la representación de la obra.

   No hay manera de que Maverick Viñales (7º) refrende en carrera un buen resultado de calificación y esto se está convirtiendo en un mal endémico del que no parece tener antídoto para su cura. Todo lo contrario le sucede a Rossi (5º), que parece hallar el tónico en carrera con el que superar un desastroso sábado (modo “marmoteitor” en grado sumo).

   “Si me hubieras preguntado hace dos semanas, durante el test, me hubiera reído de la posibilidad de acabar entre los seis primeros, y mucho menos en el podio”, reconocía un feliz Cal Crutchlow después de conseguir “Catar” ese merecido podio en carrera. Además no dejaba de agradecer el buen trabajo realizado por su equipo durante su recuperación invernal, la misma que le ha servido para llegar en un estado optimo al comienzo de temporada; Cal has returned!!

   Pero sin duda los grandes damnificados del GP serían Fabio Quartararo (16) y Jack Miller (NC). El francés, después de un fin de semana de ensueño en la categoría grande, lograba salir en una inmejorable, y nada usual para un novato, quinta posición en parrilla. De no ser porque se vio obligado a partir el último desde el pit lane, debido a un problema con su moto, estoy seguro que habría dado guerra hasta el final, recordando hazañas pasadas de otro francés ilustre como Zarco en su primer día de clase.

   Sin embargo la incidencia más curiosa de la carrera fue la protagonizada por el australiano Miller, cuando arrancó la silleta de su Ducati y la lanzo fuera de su moto, justo cuando se encontraba luchando con los hombres de cabeza. Esto le hizo ir perdiendo tantas posiciones, que finalmente optaría por una retirada total. Como él mismo manifestaría al termino, “… una vez arranqué el asiento con él se fue el pegamento y la pintura, y quedó el carbono que hay debajo, que es como tener el culo sobre una barra de hielo. No tenemos control.”         

   Lo sucedido en Qatar es posible que no sirva de mucho en las carreras que quedan por venir. Este es un circuito muy particular, con unas condiciones únicas de luz y temperatura, y a lo que hay que sumarle que da comienzo la temporada. Todos estos ingredientes condicionan en cierta manera que buena parte de los pilotos evolucionen en la pista con una cierta cautela. Siempre se dice que el verdadero mundial comienza en Europa, pero a buen seguro que el periplo americano nos va a deleitar con carreras sorprendentes y no exentas de emoción. Se nos va a hacer largo. 


   Esperando Argentina.     






Miguel Ángel Eguía.


@eguiaonroad


Las opiniones expresadas en esta entrada son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista del resto de personas que visiten este blog. Gracias por perder un momento de tu tiempo en leerlo o por dejar tu comentario.

viernes, 8 de febrero de 2019

ALEX MARQUEZ: LA SOMBRA DE UNA DUDA.

   “Comencé a ir en moto de pequeño, siempre viendo y siguiendo todo lo que hacía mi hermano. En un principio mi idea no era ser piloto, solo quería ir a los circuitos a ver las motos y acompañar a mi familia y, si podía, ser en un futuro el mecánico de Marc. Pero poco a poco la moto me fue cautivando… “


   Si has visitado en alguna ocasión la página oficial de Alex Márquez, habrás tenido la oportunidad de leer estas líneas que ilustran de manera clara el carácter de un gran piloto que crece a la sombra del que, probablemente, está llamado a batir todos los records en el Campeonato del Mundo de Motociclismo, y que en la actualidad es referencia en la categoría de Moto GP: su hermano Marc. 

   No debe ser nada fácil vivir, o más bien convivir, con esa presión incorporada de serie a tu carrera profesional, y a la vez sentir ese orgullo consanguíneo del que Alex siempre hace gala; la presión por supuesto siempre del lado más mediático. Dos recorridos con grandes diferencias, pero que si no fueran propensos al examen del aficionado o del informador del medio, no dejaría de considerarse una trayectoria cuanto menos admirable de su paso por el Campeonato del Mundo de Motociclismo. Alex merece por derecho, ser el campeón que es por méritos propios. En su haber cuenta con un título de Campeón del Mundo de Moto 3 y un bagaje que hasta la fecha no resulta nada desdeñable.

   Su paso obligado por las copas de promoción, donde llegó a cosechar algún que otro campeonato y subcampeonato, le llevó a recalar de lleno en el Campeonato de España de Velocidad en 2010, donde dos años más tarde se haría con la corona en la categoría de Moto 3. Un campeonato del que se jacta en recordar a su hermano, y siempre en tono jocoso, que es uno de los pocos títulos que le faltan en sus vitrinas al pluricampeón. Esa misma temporada compaginó varios wildcard en el mundial de Moto 3, con algunos resultados más que aceptables, consiguiendo puntuar en siete de sus once participaciones (27 puntos), e incluyendo una soberbia sexta posición en el G.P. de Cataluña. A estas alturas comenzaba a despegar la meteórica carrera de su hermano Marc en el Mundial de Moto GP, que ya contaba en su haber con dos campeonatos y un subcampeonato entre Moto 3 y Moto 2, y con La presencia de una categoría reina que ya se encontraba llamando a su puerta.

   2013 sería el año en el que Alex completaría su participación como piloto de pleno derecho en un mundial, llegando a conseguir cuatro pódiums y una victoria, y con una cuarta posición final que fue la que le valió para conseguir el trofeo de mejor rookie del año. Con este panorama tan prometedor comienza Alex un 2014 de ensueño que le llevará a batirse con pilotos de la talla de Efrén Vázquez, su propio compañero Alex Rins, un talentoso novato llamado Romano Fenati o el australiano Jack Miller, con el que comenzaría a jugarse el número uno a partir del G.P. de Alemania, y siendo determinante la carrera en Motorland Aragón como origen del mismo, donde ya no habría de abandonar esa primera posición hasta el final de la citada contienda. De esta forma finaliza una temporada que quedaría como un hito en los libros de estadística para los Márquez, al convertirse en los primeros hermanos que logran ser campeones del mundo en la misma temporada y modalidad deportiva. Es a partir de este momento donde Alex comienza su andadura en una categoría que para mí es una de las más difíciles para poder destacar, pero si te hace crecer, ya que en ella confluyen muchos pilotos con gran talento. No es otra que la de Moto 2.

   Una categoría difícil en la que cohabitan campeones del mundo, ganadores de grandes premios con mucha experiencia, o novatos irreverentes recién ascendidos de Moto 3 con ganas de demostrar su valía. De ello se hace eco la gran igualdad con la que cuenta esta clase media, donde en cada entrenamiento o calificación, vemos la friolera de hasta 20 pilotos en el mismo segundo. Una igualdad que luego no se ve refrendada en carrera, o al menos en los puestos de cabeza donde siempre los pilotos de grandes equipos marcan esa diferencia con el resto de la parrilla. Para ello Dorna ha querido dar una vuelta de tuerca este 2019 con la inclusión de nuevos motores Triumph de 765 c.c. y, de este modo, atraer de nuevo esa igualdad perdida en carrera que todo buen aficionado deseamos.

   Es posible que Alex no imaginara cuan le iba a costar hacerse merecedor del cetro mundial en la clase media. Y es que, desde su irrupción en 2015, no ha dejado de trabajar y esforzarse por volver a la senda triunfalista. Sus dos primeros años en la categoría fueron difíciles y asumió con resignación su rol de escudero de Morbidelli, quién llegaría a alzarse con su primer mundial en 2017 después de todo un lustro en esta delicada categoría.

   La de 2017 también fue una temporada de esperanza para Alex, y al igual que su compañero del Mark VDS, todo hacía presagiar al inicio de la contienda que formaría parte en la lista de elegidos para optar al triunfo final. Pero cuatro sesiones sin puntuar son un lastre demasiado pesado, y eso compromete la regularidad necesaria para arrebatarle el título al italiano, quién siempre tuvo como rival más directo al suizo Luthi -casi desde el comienzo-, y a un Miguel Oliveira que consiguió materializar un final de temporada impecable. Su cuarta plaza final y el ascenso a la categoría reina de Morbidelli para el año siguiente, colocarían a Alex en inmejorable posición para poder demostrar al fin sus posibilidades reales para ser Campeón del Mundo de la categoría de Moto 2.

   Aunque una cosa es la teoría o la fría estadística, y otra bien distinta ratificar cualquier expectativa por evidente que esta resulte. Es cierto que logró repetir posición final con respecto a 2017 (4º), consiguiendo el mismo número de pódiums (6 pese a no obtener victorias), pero se antoja un bagaje insuficiente para las posibilidades reales en las que el propio Alex seguro confiaba; dato esclarecedor de esa deriva son sin duda las cinco carreras sin puntuar que evidenciaron una temporada desastrosa para sus intereses, y que delataba una falta de concentración clara, bajo mi punto de vista, por un exceso de presión y nerviosismo mal gestionado en momentos clave en algunas de las carreras.

   El pequeño de los Márquez tiene la preparación y veteranía suficientes para optar un año más a la candidatura de favorito en la categoría de Moto 2. Goza de gran talento, pero necesita desprenderse de esa presión extra que supone crecer a la sombra de su hermano Marc y no dudar de su potencial como piloto ganador. A buen seguro que no se lo pondrán nada fácil los Binder, Martín, Marini, Baldassarri, Lekuona,… o su propio compañero de box Xavi Vierge, pero yo confío en que este 2019 sea por fin su año.

   Sirvan estas lineas como signo de admiración hacia este gran piloto trabajador y agresivo en su pilotaje como pocos... Estoy seguro que tendrá un hueco de honor en la difícil categoría de Moto GP. 


   


   ¡Ánimo Alex y a por el segundo!           




Miguel Ángel Eguía.
@eguiaonroad


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