Reconozco tener una gran debilidad por
Ernest Riveras y sus grandes ocurrencias a micrófono abierto. Y una de estas se
produjo este domingo cuando, retransmitiendo el warm up de Moto GP, y haciendo
referencia al diseño del casco de Valentino en su GP de casa, en clara alusión
a ese juego de palabras que impreso en el diseño de Drudi Design mezcla el
nombre del circuito de Mugello con la palabra Giallo -que en italiano significa
amarillo-, y que lo transforma muy ocurrentemente en el acrónimo “MUGIALLO”. Es
entonces cuando el bueno de Ernest, muy aficionado también a este juego de
palabras, sentencia diciendo, “espero que este GP no termine para Rossi siendo
un “Muhielo” y pueda celebrarlo finalmente con su afición… " O frases como la de “hay
que separar cuanto antes el grano de la paja… “ en la carrera de Moto 3,
haciendo referencia clara a la necesidad de marcar cuanto antes un ritmo mas elevado por parte de los pilotos favoritos si lo que querían es tener un grupo menos
numeroso de cara a la parte final… pienso que en ese aspecto me recuerda
bastante a la socarronería que a veces mostraba también en sus retransmisiones
el maestro Valentín Requena.
Pero me quedo con la primera frase que no
pudo ser de lo mas premonitoria y a la vez nefasta para los intereses del
piloto italiano, ya que la ‘fumata’ blanca que desprendía el escape de su
Yamaha a pie de pista a pocas vueltas del inicio de la prueba, contrastaba
desgraciadamente con el humo amarillo con el que la hinchada Rossista recibía
al astro transalpino a lo largo de cada una de las gradas que abarrotaban el
circuito toscano en su vuelta de formación. El mismo humo que hizo volver a
Lorenzo en un scooter por el vial de la pista hasta su box, después de romper
también el motor de su YZR-M1 al final del warm up. La desolación que Jorge mostraba
en ese momento al ver que se quedaba con un motor menos con el que contar para
la temporada, estoy seguro que se transformó en paz interior al comprobar como
su compañero corría peor suerte en plena carrera. Sin duda del mal, el menos.
Los mismos malos humos y mala educación que
la afición italiana mostró todo el fin de semana con Jorge y Marc, estando más
pendientes de abuchear a éstos a su paso o a la salida del pit line, que de
disfrutar de las habilidades del qué parece era único piloto de las
enfervorecidas gradas monocolor. No creo haber visto una cosa semejante en
todos estos años que llevo siguiendo el Mundial de Motociclismo. Parece ser que
hasta llevaron tomates a pie de pódium para arrojárselos como si de la Tomatina
de Buñol se tratara. Como alguien comentaba con acierto en las redes sociales, “no
estarían muy seguros de la victoria de su ídolo cuando llevaron tomates para el
final de carrera… “ No merece la pena seguir comentando nada mas al respecto
porque sería dar aliento y propaganda a los que no merecen otra cosa que
indiferencia y desprecio; me dejo episodios desagradables que únicamente
podríamos imaginar en conflictos entre chusma barriobajera. Solo espero que
esta situación desaparezca lo antes posible por el bien del mundial y los miles
de seguidores sensatos que todavía disfrutan con el espectáculo de las carreras
sin importarles una cara concreta, sino el piloto qué les hace vibrar por su
estilo, talento o valentía.
Anécdotas negativas aparte creo que en esta
carrera de Moto GP por fin pudimos ver lo que se nos había negado hasta el
momento en esta temporada, mas bien por un exceso de cálculo en la
clasificación general, y motivado por la dudosa fiabilidad de unos neumáticos que
no nos ha permitido finales de carrera en dúo o trío como en la temporada
anterior. Creo que Marc ha podido ser, al menos en este gran premio, el piloto
que en 2013 y 2014 hacía del riesgo y el límite un estilo sin importarle
consecuencias adversas. Muy fácil es decirlo, pero es evidente reconocer que el de
Cervera no está este año para dejarse pelos en la gatera y, a nadie más que a
él, estoy seguro que le costará tener que aplicar esa aptitud reservona muy
contraria a sus principios. Y es que la Honda continúa mostrando una clara
falta de aceleración frente a la Yamaha, aunque parece que esta vez algo menos.
Cierto es, que el duelo final protagonizado por los dos españoles entrando en
meta por la exigua ventaja de 19 milésimas a favor del piloto del Movistar Yamaha, pudo parecer en
un primer momento como un aprovechamiento del rebufo tras el colín de la Honda,
pero una vez más, el plano cenital se encargó de mostrar toda la verdad, y de como
Jorge entraba forzado al comienzo de la parabólica intentando meterle la moto
a Marc en ese difícil viraje y teniendo que echar el ancla para no comérselo.
Esto les hace separarse unos metros que parecen ser decisivos para dar una
ventaja suficiente al de Repsol y concederle la tranquilidad suficiente para no
tener que ofrecerle la aspiración en bandeja. El gatillo de la Yami y la física
se encargaron de conceder, a los puntos, una carrera que por ko hubiera sido muy
difícil solucionar –vamos, salvo si alguno se hubiera ido al suelo-. Los dos
estuvieron encomiables y esas pequeñas diferencias fueron las que al final hicieron
inclinar el fiel de la balanza a favor de Lorenzo.
Este Lorenzo ya no tiene que ver nada con el
campeón en título que en 2013 se vio desconcertado ante la entrada de todo un
ciclón Marquez, que debutando en la categoría sin presión y con una moto algo
mas equilibrada que la Yamaha, consiguió arrebatarle la corona poniéndole a los
pies de los caballos al final de esa temporada. Éste es mucho más maduro; más
centrado… No está pendiente de celebraciones chorras al final de cada prueba,
ni de engordar su ego a base de sumar el mayor número de seguidores en su
cuenta de twitter o de banderas negras ondeando en la gradas. Todo esto es un
lastre innecesario que no necesitas para ganar carreras, sino para sentirte
mucho mas inseguro y presionado. De los errores se aprende mejor que de los
aciertos y para ver finalmente la luz, en ocasiones, hay que caminar durante un tiempo por la oscuridad. Además
la edad siempre termina poniendo cordura y madurez en las personas. Esto no
quita para que algún día, lo que hoy es buen rollo y respeto al final de cada carrera,
se convierta en una nueva tragedia griega motivada por algún roce dentro de la
pista. Cosas de la rivalidad.
Del resto que decir… Iannone arrea un zaska con
su tercer peldaño de pódium a Ducati. Mas que nada para recordarles lo
acertados que han estado al renovar a Dovi como su “steadyrider” para la
próxima temporada; Pedrosa progresa adecuadamente y va alejando poco a poco
esos demonios que le bloquean en cada GP –estupenda carrera de menos a mas
donde casi pilla pódium-; Dovicioso en su línea como piloto voluble –para mi se
ha equivocado Ducati con su renovación-; Viñales desperdiciando en la salida del
domingo un fin de semana de lujo, que a buen seguro le habrá servido para tomar
buena nota; y Smith inaugurado temporada en la terraza de los privados, con
ganas de repetir otra seguro –de momento que siga tomando una Monster Energy y no pida Red
Bull-; me quedo en el 7 por eso de la buena suerte.
No
cabe duda que en lo que llevamos de este primer tercio de temporada, tanto
Jorge como Marc, se van perfilando como claros candidatos al título 2016,
aunque habrá que ver si Rossi al final es capaz de mantener esa ventaja, que su
desventaja en años cumplidos, puede lastrar al final de la temporada. Por falta
de ganas y seguidores devotos no creo que sea, y eso ha quedado claro en la
fuerte decepción mostrada por él y por los integrantes de su equipo a causa de
esa rotura inesperada, pero hay que rendirse a la evidencia y ser consciente que
su tren corre por vías paralelas a la de los pilotos españoles, y la
probabilidad de que puedan alejarse en algún momento del camino no es nada
sorprendente. Veremos, igual tiene cuerda para rato.
Lo que si ha quedado de manifiesto en el GP
de Italia una vez mas, han sido sus carreras emocionantes con las que nunca defrauda
este trazado tan bello y especial. Los únicos defraudados al final, fueron los
miles de seguidores de ‘Il Dottore’ que vieron como “Mugiallo se convirtió rápidamente
en Muhielo”.
PD. Moto 2 y Moto 3 en dos palabras: caos
apasionante.
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MIGUEL A. EGUÍA.