“Comencé a ir en moto de pequeño, siempre
viendo y siguiendo todo lo que hacía mi hermano. En un principio mi idea no era
ser piloto, solo quería ir a los circuitos a ver las motos y acompañar a mi
familia y, si podía, ser en un futuro el mecánico de Marc. Pero poco a poco la
moto me fue cautivando… “
Si has visitado en alguna ocasión la página
oficial de Alex Márquez, habrás tenido la oportunidad de leer estas líneas que
ilustran de manera clara el carácter de un gran piloto que crece a la sombra
del que, probablemente, está llamado a batir todos los records en el Campeonato
del Mundo de Motociclismo, y que en la actualidad es referencia en la categoría
de Moto GP: su hermano Marc.
No debe ser nada fácil vivir, o más bien
convivir, con esa presión incorporada de serie a tu carrera profesional, y a la
vez sentir ese orgullo consanguíneo del que Alex siempre hace gala; la presión
por supuesto siempre del lado más mediático. Dos recorridos con grandes
diferencias, pero que si no fueran propensos al examen del aficionado o del
informador del medio, no dejaría de considerarse una trayectoria cuanto menos
admirable de su paso por el Campeonato del Mundo de Motociclismo. Alex merece
por derecho, ser el campeón que es por méritos propios. En su haber cuenta con
un título de Campeón del Mundo de Moto 3 y un bagaje que hasta la fecha no
resulta nada desdeñable.
Su paso obligado por las copas de promoción,
donde llegó a cosechar algún que otro campeonato y subcampeonato, le llevó a
recalar de lleno en el Campeonato de España de Velocidad en 2010, donde dos
años más tarde se haría con la corona en la categoría de Moto 3. Un campeonato
del que se jacta en recordar a su hermano, y siempre en tono jocoso, que es uno
de los pocos títulos que le faltan en sus vitrinas al pluricampeón. Esa misma
temporada compaginó varios wildcard en el mundial de Moto 3, con algunos
resultados más que aceptables, consiguiendo puntuar en siete de sus once
participaciones (27 puntos), e incluyendo una soberbia sexta posición en el
G.P. de Cataluña. A estas alturas comenzaba a despegar la
meteórica carrera de su hermano Marc en el Mundial de Moto GP, que ya contaba
en su haber con dos campeonatos y un subcampeonato entre Moto 3 y Moto 2, y con
La presencia de una categoría reina que ya se encontraba llamando a su puerta.
2013 sería el año en el que Alex completaría
su participación como piloto de pleno derecho en un mundial, llegando a
conseguir cuatro pódiums y una victoria, y con una cuarta posición final que
fue la que le valió para conseguir el trofeo de mejor rookie del año. Con este
panorama tan prometedor comienza Alex un 2014 de ensueño que le llevará a
batirse con pilotos de la talla de Efrén Vázquez, su propio compañero Alex
Rins, un talentoso novato llamado Romano Fenati o el australiano Jack Miller,
con el que comenzaría a jugarse el número uno a partir del G.P. de Alemania, y
siendo determinante la carrera en Motorland Aragón como origen del mismo, donde
ya no habría de abandonar esa primera posición hasta el final de la citada contienda. De esta forma finaliza una temporada que
quedaría como un hito en los libros de estadística para los Márquez, al convertirse
en los primeros hermanos que logran ser campeones del mundo en la misma
temporada y modalidad deportiva. Es a partir de este momento donde Alex
comienza su andadura en una categoría que para mí es una de las más difíciles
para poder destacar, pero si te hace crecer, ya que en ella confluyen muchos
pilotos con gran talento. No es otra que la de Moto 2.
Una categoría difícil en la que cohabitan
campeones del mundo, ganadores de grandes premios con mucha experiencia, o
novatos irreverentes recién ascendidos de Moto 3 con ganas de demostrar su
valía. De ello se hace eco la gran igualdad con la que cuenta esta clase media,
donde en cada entrenamiento o calificación, vemos la friolera de hasta 20
pilotos en el mismo segundo. Una igualdad que luego no se ve refrendada en
carrera, o al menos en los puestos de cabeza donde siempre los pilotos de
grandes equipos marcan esa diferencia con el resto de la parrilla. Para ello
Dorna ha querido dar una vuelta de tuerca este 2019 con la inclusión de
nuevos motores Triumph de 765 c.c. y, de este modo, atraer de nuevo esa
igualdad perdida en carrera que todo buen aficionado deseamos.
Es posible que Alex no imaginara cuan le iba
a costar hacerse merecedor del cetro mundial en la clase media. Y es que, desde
su irrupción en 2015, no ha dejado de trabajar y esforzarse por volver a la
senda triunfalista. Sus dos primeros años en la categoría fueron difíciles y
asumió con resignación su rol de escudero de Morbidelli, quién llegaría a
alzarse con su primer mundial en 2017 después de todo un lustro en esta delicada
categoría.
La de 2017 también fue una temporada de esperanza
para Alex, y al igual que su compañero del Mark VDS, todo hacía presagiar al inicio
de la contienda que formaría parte en la lista de elegidos para optar al
triunfo final. Pero cuatro sesiones sin puntuar son un lastre demasiado pesado,
y eso compromete la regularidad necesaria para arrebatarle el título al
italiano, quién siempre tuvo como rival más directo al suizo Luthi -casi desde
el comienzo-, y a un Miguel Oliveira que consiguió materializar un final de
temporada impecable. Su cuarta plaza final y el ascenso a la categoría reina de
Morbidelli para el año siguiente, colocarían a Alex en inmejorable posición para
poder demostrar al fin sus posibilidades reales para ser Campeón del Mundo de
la categoría de Moto 2.
Aunque una cosa es la teoría o la fría
estadística, y otra bien distinta ratificar cualquier expectativa por evidente
que esta resulte. Es cierto que logró repetir posición final con respecto a 2017
(4º), consiguiendo el mismo número de pódiums (6 pese a no obtener victorias),
pero se antoja un bagaje insuficiente para las posibilidades reales en las que
el propio Alex seguro confiaba; dato esclarecedor de esa deriva son sin duda
las cinco carreras sin puntuar que evidenciaron una temporada desastrosa para
sus intereses, y que delataba una falta de concentración clara, bajo mi punto
de vista, por un exceso de presión y nerviosismo mal gestionado en momentos
clave en algunas de las carreras.
El pequeño de los Márquez tiene la
preparación y veteranía suficientes para optar un año más a la candidatura de
favorito en la categoría de Moto 2. Goza de gran talento, pero necesita
desprenderse de esa presión extra que supone crecer a la sombra de su hermano
Marc y no dudar de su potencial como piloto ganador. A buen seguro que no se lo
pondrán nada fácil los Binder, Martín, Marini, Baldassarri, Lekuona,… o su
propio compañero de box Xavi Vierge, pero yo confío en que este 2019 sea por
fin su año.
Sirvan estas lineas como signo de admiración hacia este gran piloto trabajador y agresivo en su pilotaje como pocos... Estoy seguro que tendrá un hueco de honor en la difícil categoría de Moto GP.
¡Ánimo Alex y a por el segundo!
Miguel Ángel Eguía.
@eguiaonroad
Las opiniones expresadas en esta entrada son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista del resto de personas que visiten este blog. Gracias por perder un momento de tu tiempo en leerlo o por dejar tu comentario.
Las opiniones expresadas en esta entrada son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista del resto de personas que visiten este blog. Gracias por perder un momento de tu tiempo en leerlo o por dejar tu comentario.