jueves, 12 de mayo de 2016

DESDE MI VENTANA DEL SALÓN.

               
   Hace años y con motivo de mis vacaciones de verano en un pueblecito de la sierra de Madrid, lugar donde tuve la suerte de venir a este mundo por su gran atractivo natural, me encontré con la oportunidad de asistir a una charla sobre la astronomía y los conocimientos que el hombre tiene acerca del universo, continuando posteriormente con una exposición nocturna de la materia a cielo abierto que fue de lo mas ilustrativo. No recuerdo al ponente, pero creo que se trataba de un profesor acreditadísimo y con algún cargo en el planetario de Madrid.

   Lo cierto es que resultó bastante interesante, ya que es un tema al que pocas veces prestamos atención (por lo menos en mi caso) y en el que no nos paramos a reflexionar. Notaba como según iban pasando los minutos en aquella sala, mi interés sobre este asunto iba en aumento. Pero el nivel de atractivo sobre la cuestión, también incrementaba al mismo tiempo que mi sorpresa, al admitir este señor, que la parte conocida del universo es ínfima y que no se puede medir en tanto por ciento al no saberse cuál es el 100% de su conocimiento general, cuestión por otra parte obvia. Entonces él puso un ejemplo bastante gráfico sobre los medios con los que un astrónomo cuenta para explorar esa masa ingente y oscura; “imaginaros que ahora mismo estáis en esta habitación y no podéis salir de ella. Pero para saber lo que hay fuera, en sus alrededores o mas allá, contáis solo con ese ventanuco”, señalando un pequeño ventanal de la estancia por donde se divisaba el precioso paisaje serrano. “Podemos ver que hay un monte; que adivinamos una cordillera a lo lejos, y que más al fondo interpretamos que pueda existir otra cadena de montañas… ese ventanuco es la visión que tiene un astrónomo al usar un telescopio… de ahí la importancia de hacer viajar otros dispositivos a través del universo… ”
  
   Hace poco en una red social, opinando sobre los diferentes blogs que narran lo acontecido los fines de semana en cada carrera de Moto GP, tema al que estamos enganchados -entre los que me incluyo-, un experto conocedor de este medio, avezado participante en todo lo referente a las dos ruedas y amigo de debates interminables, reconocía que no solía leerlos mucho porque al final no eran más que meros resúmenes de las carreras que había visto el anterior fin de semana, por lo que poco o nada podían aportar informatívamente hablando, salvo que te hubieses perdido dicha carrera. Es cierto que lo que modestamente pueda añadir cualquier aficionado que busca un entretenimiento frente a las teclas de un ordenador acerca de una carrera es meramente testimonial, y no pasa de ser una opinión objetiva del evento como simple espectador. No pude más que darle la razón porque, el que ésto escribe, también reconoce que no pasa de ser una columna de opinión sobre lo que has visto o pienses. Y es que al fin y al cabo no deja de ser un ‘cognazo del quince’ para muchos; siempre es de agradecer que te lean, pero que encima guste lo que escribes, y además se haga un comentario positivo al respecto, ya es la pera.

   Inmediatamente me vino a la cabeza aquella interpretación que este astrónomo dio acerca de sus limitaciones para investigar el universo, y que me ha servido como entradilla -y ladrillo- al comienzo. No deja de ser un ejemplo semejante y describe a la perfección la forma en que un aficionado obtiene la información de cada carrera, que no es otra que limitarse a lo que le puedan ofrecer desde la ventana de su salón: la televisión, los comentarios que allí se desprenden; las revistas especializadas… si me apuras, acudir a animar desde una grada alguna vez;  son los únicos medios con los que cuentas para mostrar un juicio de valor concreto. Y es que solo estando a pie de pista como un profesional del medio, y siendo profesional, puedes obtener la suficiente información como para poder hacer una valoración mas exhaustiva y ofrecer al lector un testimonio lo suficientemente actual como para que resulte original e interesante; solo reproducimos lo que leemos o vemos por ese ventanuco.

   Y desde mi condicionada ventana lo que he podido otear este fin de semana en el GP de Francia en Le Mans, ha sido que a estas alturas de campeonato, y después de su quinta carrera, los ‘astros’ de la categoría reina brillan de manera dispar y atropellada, -mas o menos como esta columna de opinión-, donde asumen con meridiana claridad, que lo de saber nadar y guardar la ropa no es simplemente una frase hecha. Que los comodines se venden caros, y el primero ya se ha utilizado; todos los pilotos de Moto GP, al menos los que cuentan para el entorchado final, ya se han caído en una ocasión en carrera. Y es que los recién llegados Michelín están levantando tantos dolores de cabeza a los técnicos, como tumbando a pilotos en pista. Yo siempre he sido de los que pensaban que hay que dar tiempo a las cosas y, que tarde o temprano, la marca gala volverá por los derroteros donde ya caminara antes de abandonar los Grandes Premios, pero es que a estas alturas de la película, este camino se está mostrando un tanto tortuoso y áspero.

   ‘Tyregate’ aparte, queda claro que no va a ser una temporada fácil para los pilotos Honda, entre los que se encuentran los oficiales. La falta de aceleración tan notoria y evidente, sin poder remediar su desarrollo en lo que queda de temporada por unos motores ya congelados, y que a vista de pájaro, se podía comprobar como la moto de Marquez, frente a la Yamaha de Lorenzo y la Ducati de Dovicioso, era cuanto menos escandalosa y podía apreciarse perfectamente como el bravo piloto del Repsol Honda Team se la jugaba en cada frenada, conocedor tal vez, que estos neumáticos para carrera nada tienen que ver con las sensaciones que transmiten los de clasificación. Viendo esas imágenes no era raro imaginar que a Marc, parafraseando al maestro Valentín Requena, “se le amontonasen los ‘yerros’ a la entrada de la curva” y acabase cayendo solo unas décimas antes que Andrea Dovicioso, casi al unísono; “nos caemos para a prender a levantarnos… y si cogemos algún puntito, de paso, mejor… “ Debió pensar el valiente piloto catalán, que conociendo el panorama este año al cierre de cada carrera, muy mal se tenía que dar la cosita para no anotarse alguna cifra en su casillero personal. 3 por su 13; hay que arañar como sea…

   Primer pódium para Maverick. Volviendo al paralelismo astral, brillo especial el que se veía en los ojos del piloto de Suzuki, nueva estrella del campeonato interestelar de Moto GP, que ya fue avistada desde el comienzo del certamen y que por fin ha dejado ver su esplendor en forma de pódium. Esperemos que su luz no se apague como una supernova y siga cosechando nuevos y mejores éxitos. De la posición final de su órbita dependen otros astros de la categoría; que buen lío mediático tienen montado, que llegan a ocupar más espacio de interés que las propias carreras.

Supersónico Lorenzo Que continúa empeñado en abandonar esa atmósfera terrestre y poner espacio de por medio entre sus mas que probables perseguidores en esta carrera espacial, Valentino Rossi y Marc Márquez. Me gustaría que se pudiera pegar a la estela de éstos Dani Pedrosa, al que su cuarta posición en la general me temo que no le hace valedor real de dicho emplazamiento -¡cuidao!-, no por su gran talento como piloto, sino por la fatalidad de otros muchos que no han podido acabar alguna carrera cuando se encontraban delante de él. Y Dani desgraciadamente lo sabe. Igual necesita conocer cuanto antes su nuevo posicionamiento orbital muy próximo, según algunos chic@s de la prensa exclusivista, al de Mack. Soy de los que piensan que un cambio de aires a Yamaha le vendría bien para volver a coger confianza en su pilotaje. Pero es solo una opinión que queda lejos de ser la causa real de su bajo rendimiento y la razón para terminar de rematar ese mundial de MGP que no acaba de alcanzar. Insisto que para mi continúa siendo el Cuarto Magnifico.

   Hijos de una galaxia menor pero no en importancia, fueron las categorías de Moto 3 y Moto 2. La primera de la mañana parecía que iba camino de convertirse en la categoría de los justos si Jorge Navarro hubiese obtenido su primera victoria pero, parece que, de momento, esa posición se le resiste al piloto valenciano que, más temprano que tarde, puede lograrla si consigue echarle una pizca de agresividad para poder rematar cada final en grupo. Su paisano Canet ya comienza a probar lo divertidas que pueden resultar las carreras en el grupo de cabeza, y no tardará en demostrar el talento con el que están dotados los nacidos en la cuna del gran Ricardo Tormo. El bajo rendimiento de Mir estas últimas carreras me está sorprendiendo, pero es que el nivel de pilotaje de esta categoría es tan sumamente parecido, que les separan pequeños detalles que se hacen grandes a la vista de cualquier espectador, pero que pilotando en pista es solo una cuestión de algunas decimas. Binder ha sido el único en repetir victoria, por lo que le hace ser acreedor del galardón a favorito del grupo para conseguir su primer mundial.

   Un fin de semana muy parecido al de Brad fue el que tuvo Rins, que pudo mantener a raya al grupo de cabeza formado por cuatro pilotos –por fin pudimos ver algo de pelea-, logrando despegarse al final de todos ellos y aguantar un ritmo lo suficientemente alto para que Simone Corsi no le arruinase esa victoria que le hace ser de nuevo referente en la categoría. Todo lo contrario que a Johan Zarco, que no logró ser profeta en su tierra al irse por los suelos cuando se encontraba remontando posiciones bastante retrasadas. El hecho de continuar en carrera, fue tirando más de orgullo delante de sus paisanos, que de fe por conseguir sumar algún punto, ya que solo pudo entrar el 24 sin opción a puntuar. Lo vuelvo a repetir: veo complicado que pueda revalidar titulo.

   Y si has sido capaz de llegar hasta aquí aguantando mi chapa –cosa que te agradezco infinitamente-, no quiero despedirme sin volver a la categoría reina y hacer una breve mención a los pitos que una vez mas volvieron a aflorar con fuerza en Le Mans dirigidos contra Lorenzo y Marquez sobre todo. Ya sabemos quién y de que manera puede terminar con esta situación tan incómoda, fea y de tan mala educación… que no de libertad de expresión como algunos han intentado justificar. Para todos ellos me quedo con la frase que en su día escribiría el mas universal e ilustre de nuestros escritores en boca del Quijote: “Ladran, luego cabalgamos”.  O aplicando el símil que nos ocupa, por mi que se pierdan en un agujero negro.


   Estaremos atentos desde mi ventana del salón


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                                                                                          MIGUEL A. EGUÍA.

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